© Justo Fernández López
FORO DE CONSULTAS - ARCHIVO
¿Cómo clasificaría el verbo gustar?
gustar es verbo transitivo (lleva complemento directo en acusativo) cuando significa sentir o percibir el sabor de las cosas, o probar y examinar las propiedades de algo, gustar alguna cosa para examinar su sabor o sazón.
gustar es verbo intransitivo (con complemento indirecto en dativo) cuando tiene el sentido de agradar, parecer bien, resultar atractivo (en caso de personas): a mí me gusta el marisco; a ella no le gusta el pescado; a nosotros nos gusta viajar; yo le gusto y ella me gusta; le gusta mirarse al espejo; no le gusta que lo llamen a la hora de la siesta. La persona afectada tiene la función de complemento indirecto (dativo), la causa de la afección tiene la función de sujeto: me gusta leer = lo que me gusta a mí es leer. No es un verbo impersonal ni defectivo, como se lee a veces en alguna parte. Se puede decir yo me gusto; yo así no me gusto = alemán: „so gefalle ich mir nicht“. Otros ejemplos: él se gusta (inglés: He likes himself), él se gustó (inglés: He liked himself).
En el sentido de agradar, se traduce al alemán por gefallen: eso me gusta = das gefällt mir. En el sentido de encontrar gusto en cosas ingeribles o comestibles, se traduce por schmecken: esto me gusta = das schmeckt mir. Si se trata de cosas no ingeribles o comestibles, se traduce al alemán por mögen: me gustan los niños = ich mag Kinder.
Problemas crea el verbo gustar a los hablantes de lengua alemana, inglesa o francesa, lenguas en las que los verbos transitivos to like, lieben, mögen, aimer no se pueden traducir al español siempre por “amar”. En alemán se puede “amar” hasta la paella: “ich liebe paella”, que correspondería al español me encanta la paella / me gusta mucho la paella, pero nunca se diría *amo la paella, ya que el verbo amar en español significa la atracción desinteresada ejercida sobre el ánimo por otra persona o por una idea o acción: amar la naturaleza, amar a Dios, amar a los padres. El verbo lieben alemán, cuando se trata de personas, se traduce al español por querer, en el sentido de sentir cariño hacia una persona y buscar su cercanía. Tratándose de cosas, querer significa lo mismo que desear: quiero hacer vacaciones = ich will Urlaub machen.
La construcción sintáctica en español con el verbo intransitivo gustar es diferente a la alemana, inglesa o francesa con los verbos transitivos to like, lieben, mögen, aimer, que tienen carácter de acciones ‘voluntarias’, mientras que el español gustar tiene el carácter de ‘involuntario’. En estas lenguas el sujeto personal es I, Je, Ich, con el que concuerda el verbo: ich mag sie. En el caso del verbo gustar la persona afectada, la que siente el gusto o placer, es el complemento indirecto y se va en dativo, mientras que la cosa que causa el placer o afecta tiene la función del sujeto con el que concuerda el verbo: ella me gusta.
La estructura de las frases españolas con el verbo gustar es la misma de quedar, parecer: eso me parece bien; ese vestido te queda bien.
me gusta la literatura
me quedan bien los vestidos
te parece una película interesante
los sujetos son la literatura, los vestidos, una película interesante.
A los francófonos la estructura de las oraciones con el verbo sembler les puede servir de guía para la comprensión de las frases españolas con el verbo gustar: "il me semble...".
María ama la música [tiene carácter ‘voluntario’]
A María le gusta la música [tiene carácter ‘involuntario’]
A María le gustaría aprender idiomas.
María querría aprender idiomas, pero su padre quiere que estudie medicina.
A María le encanta la música.
María está enamorada de Juan.
María quiere mucho a Juan.
María quiere casarse con Juan.
A María no le agrada que Juan viaje tanto.
Juan prefiere esperar y no casarse todavía.
gustar de + infinitivo significa desear, querer, tener complacencia en algo: gustar de correr / gustar de leer / gustar de jugar.
amar y querer
«Amar y querer:
El verbo amar ya no es en castellano sino pieza de museo, expuesta en las vitrinas gramaticales como modelo de la primera conjugación. Su contenido ha pasado enteramente al verbo querer. A causa de ello, hemos perdido la posibilidad de distinguir de manera sintética la atracción desinteresada ejercida sobre el ánimo por otra persona o por una idea o acción, que es lo que significa “amar” (piénsese en amor, amistad, amigo), y la inclinación activa de la voluntad hacia la posesión de algo, que tal es el significado de “querer”. Esta transferencia del primer contenido al segundo es bastante antigua, hasta el punto de poder afirmarse que el verbo amar nunca fue utilizado por el pueblo. Fue siempre un verbo culto, escrito, literario. La época histórica que conduce a su extinción, incluso en literatura, es el Romanticismo. Y es que el Romanticismo abusó tanto de “amar”, a menudo retóricamente y como falsilla de versificaciones y novelerías, que acabó invalidándolo para una utilización seria. Paradodiando unos versos del “Tenorio”, podríamos decir: “Imposible lo hais dejado, para vos y para mí”.
La única supervivencia de “amar”, aparte el primer mandamiento del Decálogo, se da en “amable” y “amabilidad” y en el participio “amante”, expresivo de aquella atracción o inclinación desinteresada (amante de la música, de la naturaleza, de la paz, etcétera). Fuera de estos casos, el hombre que declarase a una mujer “Te amo” inspiraría considerables recelos, bien como persona cursi y pasada de moda, bien como farsante de tablado. Porque en el escenario es donde únicamente puede admitirse hoy aquel verbo, dentro siempre de una situación histórica. Y es curioso, como confirmación de sus distintos significados, el diverso ademán con que un cómico dice “Te amo” en una comedia antigua, y “Te quiero” en una comedia moderna. En el primer caso, ante su dama, el actos llevará una mano al corazón, retrocederá un paso, y elevando la mirada dejará en el aire el trémolo de ave de aquellas tres sílabas. En el segundo caso, sin apuntar al corazón, el cómico se acerca cuanto puede a la dama para decirle al oído, con los ojos entornados y la quijada tensa, “Te quiero”, reflejando en la dura articulación de estas tres sílabas el afán posesorio, la energía de voluntad propia de su contenido originario.
Por fortuna, y merced a un tono y ademán adecuados, el hablante puede otorgar muy distintas significaciones a una misme serie de sonidos. A no ser así, resultaría lastimoso tener que valerse de un mismo verbo para expresar afecto y para comprarse unos calcetines. Pero esta limitación y la correctiva exigencia matizadora se encuentran compensadas en otro orden de cosas. En efecto, gracias a su fonética engarfiada y áspera, este nuestro verbo querer suena a los turistas del Norte como algo mucho más apasionado que los desvaídos to love, lieben y aimer de sus propias lenguas. El verbo querer cuadra mejor con el “temperamento”, las patillas largas, el pelo negro y ondulado, la tez y ojos oscuros y el dramatismo gitano con que suele caracterizarse a los españoles. Y todos sabemos muy bien la trascendencia económica de la tipología y el temperamento nacionales.
Pero a propósito de “amar”, “amor” y sus derivaciones, no podríamos pasar por alto ciertas diferencias respecto de sus paralelos franceses, así como eufemismos, relacionados con el francés también. En una ocasión, paseando a orillas del río de París, iba yoviendo los manejos a que se entregaba una serie de parejas acomodadas en los bancos que bordean los muelles. A mi lado pasaben otras personas, y una de ellas, al advertir las maniobras de las parejas, señaló con indulgencia, comprensión y un punto de nostalgia: Voilà les amoureux! Quedé perplejo. En españo hubiera sido imposible llamar enamorados a los sujetos metidos en tan arduos sofocos, ya que “amor” y “enamorado” tienen aún en nuestra lengua unos contenidos, reales o convencionales, incompatibles con aquellas maniobras. Del francés hemos tomado sin duda la denominación de “amante” – un tanto novelera y declamatoria a estas alturas – para aplicarla al hombre y a la mujer unidos en una relación no canónica, relación expresada más crudamente con los participios “querido” y “querida”, y con mayor crudeza aún en los terribles “coima” y “bragana” de antaño. Últimamente, el eufemisno ha ganado civilidad y comedimiento en las formas “amigo”, “amiga” y sus correspondientes diminutivos.
Y en tiempos todavía más cercanos, sobre todo desde que han salido a debate público las intimidades de cierta píldora y sus implicaciones higiénicas, sociales y teológicas, se ha dado en utilizar una perífrasis calcada del francés para aludir al acto a que tal píldora se refiere: “hacer el amor” (faire l’amour). ¡Quién lo hubiera imaginado! Estas señoras, cuando un joven de la época enviaba flores, miradas tiernas y tal vz algún verso a una señorita, decían confidentes: “Este joven hace el amor a mi hija”. ¿Qué pensarían estas viejas señoras al ver que los expertos en píldoras hablan de “hacer el amor”, no con versos, flores ni miradas tiernas, sino lanzando anatemas o proclamando su libertad conn un producto farmecéutico en el bolsillo?”»
[Carnicer, Ramón: Sobre el lenguaje de hoy. Madrid: Prensa Española, 1969, p. 83-86]
Desde el punto de vista etimológico
«Gustar:
S. XV (gostar, 1220-50), lat. GUSTARE ‘catar, probar’, acepción que se mantiene en castellano hasta el Siglo de Oro; entonces aparece la construcción gustar de algo en el sentido de ‘catar’ y luego ‘tomar placer’, 1599, de donde finalmente el intransitivo gustar ‘agradar’, 1734.»
[Corominas, Joan: Breve diccionario etimológico de la lengua española. Madrid: Gredos, 31987, p. 311]
Desde el punto de vista morfológico
Gustar es un verbo de conjugación regular en todos sus formas temporales.
FORMAS NO PERSONALES | ||
Infinitivo gustar | Participio gustado | Gerundio gustando |
INDICATIVO | SUBJUNTIVO | |
Presente gusto | Futuro simple gustaré | Presente guste |
Pretérito imperfecto gustaba | Condicional simple gustaría | Pretérito imperfecto gustara o gustase |
Pretérito perfecto simple gusté |
| Futuro simple gustare |
IMPERATIVO | ||
gusta (tú) / gustá (vos) |
Desde el punto de vista sintáctico
Gustar es un verbo intransitivo que rige dativo en su acepción de ‘agradar’. Es transitivo y rige acusativo en la acepción de ‘sentir y percibir el sabor de algo’, ‘probar alguna cosa’, ‘experimentar’.
El hecho de que encontremos con más frecuencia este verbo en la tercera persona "gusta" o "gustan", no significa de ningún modo que gustar sea un verbo defectivo como por ejemplo llover o nevar, en los que no podemos decir "*Yo lluevo", y sólo se conjugan en la 3ª persona del singular.
El sujeto puede ir pospuesto o antepuesto:
Las acelgas no me gustan.
Me gustan las acelgas.
La película no me gustó.
No me gustó la película.
La forma átona del pronombre personal en dativo puede ir reforzada por la forma tónica del pronombre, que al principio de la oración:
A mí las acelgas no me gustan.
A mí me gustan las acelgas.
A mí la película no me gustó.
A mí no me gustó la película.
«Si el sujeto son dos o más elementos en singular coordinados por y, el verbo aparecerá en plural, salvo que dichos elementos se conciban como una unidad.» [Gómez Torrego, 1991, t. 2, p. 236]
Me gusta cantar y pintar.
[‘lo que más me gusta hacer es cantar y pintar’]
Cuando el sujeto está formado por varios sustantivos, el verbo gustar puede ir en plural, o concordando con el primer elemento de la serie:
Me gusta el cine, la música y el baile.
Me gustan el cine, la música y el baile.
«gustar:
Construcción: gustar de bromas; gustar (‘saborear’) las mieles del triunfo; no gustarle a uno las bromas. Cuando gustar tiene el sentido de ‘agradar’ no lleva preposición alguna: me gusta que vengáis.
Frente a la construcción peninsular gustar de bromas, en América es muy frecuente con este verbo la omisión de la preposición de:
¿No gustan tomar algo?;
El capitán gusta contemplar eso.
Julia gustaba ir por las noches a sentarse unos minutos en el banco.»
[Seco, Manuel: Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 101998, p. 236]
«Para comprobar si en la oración Me gustan las uvas es las uvas, efectivamente, el sujeto no hay sino ver que, en caso de convertirse en singular, el verbo pasa automáticamente al número singular: Me gusta la uva; en cambio, en Me trajeron las cestas, las cestas no puede ser sujeto, porque al ponerlo en singular, el verbo continúa invariable en plural: Me trajeron la cesta. No es preciso que el sujeto vaya delante del predicado. Muchas veces va, por el contrario, detrás.»
[Seco, M.: Manual de gramática española. Madrid: Aguilar, 1978, p. 146]
«Un gran número de gramáticos, entre los que se cuenta la RAE (1973), consideran impersonales las construcciones con ciertos verbos de afección como convenir, importar. Este tipo de verbos, que Alcina y Blecua (1975) denominan también ‘pseudo-impersonales’, por su significado requieren sistemáticamente sintagmas con valor de experimentantes/benefactivos (humanos), que pueden aparecer explícitos o sobreentenderse, como se ve en
No (le) importa que lo detengan.
Cuando el argumento no es una oración sino un sintagma nominal, el verbo concuerda con ese sintagma. No obstante, ciertos hechos parecen indicar que en algunos casos tal argumento no funciona como sujeto graamtical y que estamos, por lo tanto, ante construcciones impersonales. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con el verbo gustar, que admite el averbio así (que no puede ser sujeto) en posición preverbal:
Así me gusta, que te portes bien.
Por otro lado, como señala Fernández Ramírez, este argumento va en muchos casos precedido de preposición, generalmente de, heredada del genitivo latino, si bien esta posibilidad se documenta de forma más abundante en español antiguo y clásico:
Me place de veros.
No se me importa un pitoche de los tricornios.»
[Fernández Soriano, O. / Táboas Baylín, S.: “Construcciones impersonales no reflejas”. En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe. 1999, vol. 2, § 27.3.6, p. 1762]
gustar de + infinitivo:
«Al igual que gozar o disfrutar, gustar puede llevar sujeto personal y un complemento, más habitualmente con de que directo:
Muchos priistas honestos que gustan de ser sinceros;
pero, especialmente en Hispanoamérica y quizá por cruce con tener gusto en, se da también gustar en.»
[ebd., p. 1833]
«Por lo menos un centenar de verbos se construyen con una subordinada introducida por la preposición de. Entre los más frecuentes figuran: admirarse, alegrarse, arrepentirse, avergonzarse, beneficiarse, disfrutar, divertirse, dolerse, dudar, enterarse, fiarse, gustar, gozar, hablar, olvidarse, percatarse, quejarse, reírse, tratar, tratarse.
Llama la atención la presencia de muchos verbos pronominalizados. Algunos son siempre pronominales (arrepentirse, percatarse, quejarse), pero la mayoría son verbos de afección que, al no ser pronominalizados, pueden construirse con subordinada sustantiva de sujeto y complemento de objeto indirecto. Sólo el verbo gustar sigue siendo no pronominal al construirse con subordinada preposicional.
La enferma gustaba de que le hicieran un poco de lectura. [...]
Verbos como acordarse, cansarse, contentarse, gustar, hartarse, ocuparse, prescindir y tratar exigen complemento de infinitivo cuando el sujeto es el mismo, como en
Nadie gusta de regar el jardín.»
[Delbecque, Nicole / Lamiroy, Béatrice: “La subordinación sustantiva: Las subordinadas enunciativas en los complementos verbales”. En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe. 1999, vol. 2, § 32.4.1.3, p. 2044-2045 y 2047]
Desde el punto de vista semántico
Gustar significa agradar, dar placer, dar gusto.
Pertenece al grupo de los verbos de afección (verba sentiendi).
No confundir con querer, amar, preferir ....
gustar. (Del lat. gustāre).
1. tr. Sentir y percibir el sabor de las cosas.
2. tr. experimentar (probar).
3. intr. Agradar, parecer bien.
4. intr. Dicho de una persona: Resultar atractiva a otra.
5. intr. Desear, querer y tener complacencia en algo. Gustar DE correr, DE jugar. [DRAE]
«Mucho gusto en conocerle es una fórmula de cortesía que en el uso popular se convierte en Mucho gusto de conocerle. Pero este uso es el más corriente en América (Hasta luego ... Mucho gusto de haberle visto). Es posible que el cambio de preposición se deba a influjo de la locución, también de cortesía, tener el gusto de conocerle.
Mal a gusto es locución adverbial usada en algunas regiones, por a disgusto: Ninguna mujer se ha enamorado de Napoleón dueño del mundo: todas se sentían inquietas, desazonadas y mal a gusto cerca de él. Debe evitarse, por ser ajena a la lengua general.
A mi gusto significa ‘según mi deseo’, ‘a mi satisfacción’: No han hecho los mueblos a mi gusto. Para mi gusto es ‘según mi opinión’, ‘desde de mi punto de vista’: Para mi gusto, los muebles son feos. Es popular usar a mi gusto en lugar de para mi gusto.»
[Seco, Manuel: Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 101998, p. 236]
http://culturitalia.uibk.ac.at/hispanoteca/Foro-preguntas/ARCHIVO-Foro/Gustar-querer-amar.htm
-----------------------------------------------------------------------------------------------
¿Qué opinar sobre esta afirmación?
E nesse aspecto tem razão. Por exemplo, podemos dizer sem receio do ridículo "Él gusta de la buena mesa" [gastrónomo], coincidindo totalmente com o português.
Também podemos dizer "Le gustan las flores" (a él o a ella), igualmente "Le agradan las flores", como indicou a Alandría.
E assim por diante: Me, te, nos, ....
Enfim, duendes da gramática.
¡Hola Ivan Quadrado!
ResponderExcluirA mí me gusta su blog, tus plublicaciones son muy útiles para mí que estoy estudiando español.
Muchas gracias
Saludos
Mary Yamanaka